jueves, 5 de enero de 2012

Riki y Xisco se entrenan con normalidad


 El termómetro ayer por la mañana en Abegondo apenas superaba los diez grados en el regreso del equipo a los entrenamientos tras las vacaciones navideñas. La exigencia y el ritmo de la primera sesión del año compensaron sin embargo una temperatura ambiental poco agradable cuando la lluvia ya había desaparecido. De la dureza de los ejercicios preparados por el entrenador blanquiazul, José Luis Oltra, y su ayudante, Chema Sanz, daban prueba los rostros de algunos de los jugadores deportivistas. Zé Castro no pudo reprimirse y durante una de las últimas series de carrera que efectuaron los jugadores se les escapó un "Dios mío" a modo de lamento resignado. Más tarde sería Borja en la sala de prensa quien corroborase la intensidad con la que el equipo volvió ayer al trabajo para preparar los próximos compromisos, el primero el sábado en Riazor ante el Xerez. 

Más que la duración del entrenamiento, que no se alargó más allá de la hora y media que es habitual desde que Oltra se incorporó como técnico, fue el ritmo y los ejercicios escogidos por el preparador valenciano los que exprimieron a sus jugadores hasta extremos hasta ahora poco habituales sobre el césped de la ciudad deportiva. Las casi dos semanas de vacaciones concedidas a la plantilla -con la excepción de Riki, Xisco, Colotto y Bruno, que se incorporaron con anterioridad- hicieron que se modificase la rutina habitual de entrenamiento a favor de ejercicios con mayor exigencia física. El segundo de Oltra tomó entonces la palabra para comenzar a corregir los excesos navideños en aquellos a los que delató la báscula en el control previo al entrenamiento efectuado por el cuerpo técnico del club. "Creí que iba a venir peor, pero he venido bien", confesó posteriormente Borja sobre el peso con el que se ha reincorporado al equipo después de las vacaciones. En la mente del centrocampista, al igual que en la del resto de los integrantes de la plantilla, ya se encontraba instalada la idea de que el regreso no iba a ser suave en lo que a exigencia se refería. 

Después de 11 días de descanso y con buena parte del resto de equipos de la categoría preparando sus próximos compromisos desde la semana pasada, los deportivistas se ven obligados ahora a recuperar el tiempo perdido antes del enfrentamiento el sábado por la tarde frente al Xerez. "No es fácil, pero es el trabajo y hay que saber llevarlo", respondió ayer Borja cuando le cuestionaron sobre la dureza de la vuelta. 

La presencia del balón en cada una de las sesiones que es costumbre desde que Oltra se hizo cargo del equipo quedó ayer así aparcada hasta el último tramo del entrenamiento, aunque también se pudiera ver a los jugadores hacer series de carrera con él. El habitual partido con el que se cierra cada cita en Abegondo se mantuvo como premio.

Los porteros completaron una sesión de trabajo específico a las órdenes de José Sambade ayer por la mañana en Abegondo.

Riki y Xisco, que se reincorporaron al trabajo unos días antes por sus lesiones, trabajaron ayer con normalidad en compañía del resto de la plantilla.

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