
El año pasado, el Dépor quiso dar un impulso al equipo de Lotina ya en dificultades, y llegaron Xisco, Sand y Javito. El balear fue el que más aportó, se ganó el favor de la grada y peleó por quedarse tras el descenso. El argentino no respondió a las expectativas y apenas disfrutó de oportunidades, mientras que Javito no pudo ni vestirse de corto, perdido en papeleo. Dos años antes, en el 2008, el Dépor sufrió una revitalización con la llegada del sueco Wilhelmsson, posiblemente el mejor fichaje invernal. El club coruñés se ha dedicado más a ceder y traspasar jugadores en los meses de diciembre y enero que a contratar nuevas caras, al menos en losúltimos años. Sacó escaso rendimiento de nombres como Gallardao y Arizmendi (2006), y aprovechó para darle ficha a lesionados de larga duración (Pablo Álvarez, Manuel Pablo) o descartes del inicio de temporada (José Ramón, Barragán, Bassir)
Además de Wilhelmsson, hubo otros buenos fichajes en el mercado de invierno. Llegó Coloccini al final del 2005. En la primera remesa de contrataciones de diciembre, apareció Flavio Conceiçao, que luego reportó un generoso traspaso. Helder, también del 96, ofreció un buen rendimiento cuando no estuvo lesionado. Y Scaloni llegó en el mismo pack que Manteca Martínez y Abreu, quienes simbolizan para muchos los peores riesgos del mercado invernal. También Renaldo llegó por esa vía.
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