jueves, 28 de abril de 2011

MEMORIA SELECTIVA DE MOURINHO

Después de ver cómo a su equipo se le ponía carísimo el billete para la final de la Liga de Campeones en Londres tras encajar dos goles de Messi en el Santiago Bernabéu, Jose Mourinho se metió en un aprieto en la sala de prensa. El técnico portugués tiró de memoria para comparar la decisión del árbitro Stark de expulsar a Pepe con el discutible arbitraje del árbitro noruego Ovrebo en el Chelsea-Barcelonade 2009.

El entrenador del Real Madrid recordó ante la prensa que «contra el Chelsea el Barça ganó después de varios penaltis no señalados», además de «perder a Drogba». Y para no remontarse tanto en el tiempo, se acordó también de la eliminatoria del año pasado entre el conjunto azulgrana y su Inter de Milán: «El año pasado fue un milagro que llegáramos a la final. Nos dejaron con diez medio partido».

Apoyado en todos estos antecedentes, el luso no dudó en dirigirse a Pep Guardiola para asegurar que a él le dio «vergüenza cómo ganó la Champions después de eliminar al Chelsea con un arbitraje vergonzoso». «A mí me daría vergüenza ganar así esta Liga de Campeones», concluyó.

Sin embargo, estas palabras tan duras no han tardado en volverse, como un bumerán, contra su autor. Y es que del mismo modo que él recurrió a la hemeroteca para señalar agravios pretéritos, no han tardado en extenderse como la pólvora las imágenes del Oporto-Deportivo de las semifinales de la Liga de Campeones 2004, en las que el equipo portugués, dirigido entonces por el de Setubal, se vio claramente favorecido por las decisiones arbitrales.

El encargado de impartir justicia en aquel choque fue otro alemán,Markus Merk, que permitió a los «dragoes» emplearse con mucha dureza frente a los futbolistas de Irureta y se convirtió en protagonista de la eliminatoria por la polémica expulsión del deportivista Andrade. Éste propinó una inocente patada a su amigo Deco a modo de broma después de una falta y mientras se alejaba sonriendo del lugar donde había tenido lugar la acción recibió la tarjeta roja del colegiado.

Aquel partido acabó sin goles, pero el conjunto gallego perdería para la vuelta en Riazor a Mauro Silva por una tarjeta amarilla y al propio Andrade. Mientras, ninguno de los jugadores de Mourinho, entre los que había varios apercibidos de sanción, fue amonestado.

La vuelta se decidiría en el feudo coruñés por un penalti en contra del Deportivo. El Oporto se clasificó para la final, que ganaría al Mónaco de Fernando Morientes. Fue la primera Copa de Europa de Mourinho y, como la que el Barça ganó tras superar al Chelsea en semifinales, quedaría marcada por la polémica.

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